ORIGEN DEL PAICHE
(Arapaima gigas), EN BOLIVIA.
INTRODUCCIÓN
La introducción
artificial de especies fuera de su área natural de distribución ha ocurrido a múltiples
escalas geográficas y actualmente es un componente significativo del cambio ambiental
global causado por el hombre (Vitousek et al., 1997). Al margen de los
beneficios aparentes que se puede obtener de su práctica, la introducción de
especies conlleva a la ruptura desapercibida de un aislamiento natural
determinado entre poblaciones o comunidades que siguieron trayectorias
evolutivas diferentes (Rahel, 2007). Se ha mostrado, en muchos casos, que la
introducción de especies fuera de su área natural de distribución puede alterar
la estructura de comunidades nativas con las que no co-evolucionaron, originando
consecuencias negativas que son en muchos casos irreversibles (Mooney &
Cleland, 2001; Suarez & Tsutsui, 2008).
A nivel mundial, de
todos los ecosistemas existentes, los lagos y ríos han sido los ambientes que
sufrieron las mayores modificaciones por especies invasoras (en particular, peces).
Los esfuerzos persistentes por mantener o promover la pesca deportiva (Mooney &
Cleland, 2001), pesca de consumo (Hickley, 1994), la piscicultura (Casal, 2006)
y explotación de peces ornamentales (Rahel, 2007), fueron los motivos
principales para la introducción de especies de peces no-nativos.
La creación de un
nuevo recurso pesquero involucra la transferencia de peces (u otros recursos
animales explotables) a un nuevo cuerpo de agua, o la introducción de una o varias
especies en ambientes ‘estables’ ya existentes (Hickley & Chare, 2004). Los
ecosistemas receptores, por su parte, generalmente se alteran en diferentes
grados para armonizar la presencia de los nuevos componentes (Moyle &
Light, 1996; Welcomme, 2001). Según Hickley et al. (2006), las especies
de peces introducidas pueden alterar la estructura de la comunidad nativa de
residentes si ejercen una presión depredadora o compiten por el alimento, los
refugios o sitios de reproducción. Muchas veces, las especies introducidas
traen consigo nuevas enfermedades y/o parásitos a los cuales la fauna nativa es
vulnerable (por ejemplo ver Oldroyd, 1999). Si en el medio ambiente existen relativos
próximos a las especies introducidas, la variabilidad genética y fecundidad
(fitness) pueden disminuir por sucesos de hibridización (Walters & Blum,
2007). Ocasionalmente, el ambiente puede ser alterado o degradado con la
llegada de especies que no evolucionaron en el mismo (Zambrano et al., 2001).
El suceso de una
invasión puede ser entendido como la expansión demográfica de una especie
introducida (o de una población) (Hufbauer & Torchin, 2007), y posee
implicaciones biogeográficas más que taxonómicas (Colautti & MacIssac,
2004). Una especie es considerada como invasora si llega a tener impactos ecológicos
o económicos significativos en su nuevo ambiente. Medir estos impactos,
generalmente, no es una tarea fácil y categorizar a una especie invasora como
tal puede ser ambiguo e inconsistente. En algunos casos las especies
introducidas pueden tener efectos ecológicos y ambientales negativos
significantes, pero económicos positivos (Hufbauer & Torchin, 2007).
En América del Sur,
la introducción de peces ha ocurrido en varios países y a diferentes escalas.
Existen trabajos que documentan la introducción de peces desde otros continentes
(Welcomme, 1988; Casal, 2006), entre cuencas diferentes (por ejemplo Oliveira et
al., 2006) y dentro de una misma cuenca (Agostinho & Júlio Jr., 2002).
Al igual que para varias partes del mundo, las introducciones estuvieron
relacionadas principalmente con la piscicultura, la pesca deportiva y el
aprovechamiento de peces ornamentales. En muchos casos, la introducción de
peces fue fomentada por gobiernos regionales e instituciones de desarrollo (Pérez
et al., 2003; Ortega et al., 2007; Girão, 2007).
En Bolivia, la
información sobre peces introducidos es prácticamente inexistente a pesar de la
importancia que algunas de ellos representan en términos de generación de empleo,
ingresos y fuente de proteínas, especialmente en comunidades rurales. Hay al menos
ocho especies de peces introducidas aparentemente bien establecidas en los
ambientes naturales: Ochorynchus mykiss (Walbaum, 1792), Odontesthes
bonariensis (Valenciennes, 1835), Cyprinus carpio Linnaeus, 1758 y Gambusia
affinis (Baird y Girard, 1853) para la porción Andina, y Arapaima gigas (Schinz,
1822), Semaprochilodus insignis (Jardine, 1841), Oreochromis
niloticus (Linnaeus, 1758) y Poecilia cf. reticulata para las
tierras bajas (Carvajal-Vallejos, datos no publicados). Estas especies
aparentemente se adaptaron bien a las
condiciones locales donde fueron introducidas, y se expandieron de forma
espectacular, en muchos casos a costo de las poblaciones de especies nativas (véase
por ejemplo Sarmiento & Barrera, 2004; Van Damme & Carvajal, 2005; Van
Damme et al., 2009; Carvajal-Vallejos & Zeballos Fernández,
2011).
En las tierras bajas,
A. gigas (a partir de aquí Arapaima) es uno de los casos más
particulares y sorprendentes de introducción en el país. Considerando los
impactos que ha producido a nivel socioeconómico, se lo podría categorizar como
un verdadero invasor.
HISTORIA DE SU
INTRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN ACTUAL EN BOLIVIA
Desde el siglo XVIII,
Arapaima fue blanco de las pesquerías a lo largo del eje principal del Amazonas
y sostuvo una fuerte actividad extractiva para cubrir la demanda de proteína en
las ciudades ribereñas más grandes (Goulding, 1980). La buena consistencia de
la carne y la ausencia de huesos intermusculares, permitió a la gente almacenar
y transportar filetes salados y secos, similar al bacalao (pez marino del género
Gadus) (Hrbek et al., 2005). Con la aparición de las redes agalleras
de nylon en las prácticas de la pesca Amazónica, una caída dramática de las
poblaciones naturales se hizo evidente a final de los años 80 y la especie fue
indexada en el Apéndice II del Tratado Internacional de Conservación de
Especies Comerciales Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES).
Debido a que Arapaima
representaba una fuente habitual de ingresos económicos y proteína para las
comunidades ribereñas en la Amazonía Central (Queiroz, 1999; Murrieta 2001;
Viana et al., 2004), se asumieron algunas alternativas para mitigar las
repercusiones negativas de la pesca. Se comenzaron a desarrollar y promover
actividades de cultivo artesanal de la especie con el objeto de reducir su
extracción del medio natural sin afectar el sustento pesquero (Alcantara
Bocanegra et al., 2006).
Por los años
cuarenta, en la laguna Zapote de la zona Reservada del río Pacaya (actualmente
Reserva Nacional Pacaya-Samiria, Perú), experimentos sencillos revelaron la
facilidad que la especie tenía para reproducirse en cautiverio. A partir de
aquellas experiencias, el cultivo y multiplicación de Arapaima en
ambientes controlados comenzó a ser practicado en varias comunidades a lo largo
del eje Ucayalí-Amazonas en Perú. Los cultivos artesanales de Arapaima fueron
exitosos gracias a varios rasgos fisiológicos favorables que la especie
presentaba: rusticidad a la manipulación (Imbiriba, 2000), buena tolerancia a
concentraciones bajas de oxígeno (Queiroz, 1999), resistencia a concentraciones
altas de amonio (Cavero et al., 2004), crecimiento rápido (tasa promedio
de 10 kg año-1) (Queiroz, 1999; Rebaza et al., 1999), alto rendimiento
(8 000 kg ha-1 año-1) comparado al de otros animales domésticos (por ejemplo,
ganado 400 kg ha-1 año-1) (Rebaza et al., 1999), reproducción sin
inducción hormonal (Imbiriba, 2000; Fernandes, 2005), y cuidado de las crías
(Fontanele, 1959).
Entre 1965 y finales
de la misma década, la Estación de Pesquería de Loreto de la Dirección General
de Pesca y Caza, Ministerio de Agricultura del Perú, inició un repoblamiento e
introducción de Arapaima en ambientes naturales y cuerpos de agua que
ofrecían condiciones favorables para su establecimiento y expansión. Dentro de
esta iniciativa, se realizó la transposición de especímenes de A. gigas (se
estima que fueron algunas centenas), y posiblemente otras especies (Prochilodus
nigricans, Astronotus ocellatus entre otros), desde la Reserva
Pacaya Samiria a dos cuerpos de agua en el departamento de Madre de Dios, al
lago Sauce en el departamento de San Martín y al reservorio de San Lorenzo en
el departamento de Piura. En la cuenca del río Madre de Dios, los ejemplares de
Arapaima fueron liberados en las lagunas Valencia y Sandoval, próximas a
la comunidad de Puerto Maldonado. A partir de estos dos puntos, Arapaima comenzó
un proceso de expansión exitoso hacia los cuerpos de agua en territorio
Boliviano donde la disponibilidad de hábitats era mayor. Datos genéticos de Arapaima
obtenidos en diferentes puntos de la Amazonía, incluyendo Bolivia, son
coincidentes con la afirmación de que la población fundadora introducida en el
río Madre de Dios tuvo un origen en las aguas peruanas del eje Ucayalí-Amazonas
(Hrbek et al., 2005).
Relatos de los
pescadores más antiguos de la ciudad de Riberalta indican que la llegada de Arapaima
a Bolivia fue después del año 1980. Según el pescador Wilfredo Chipunavi, su
embarcación (El Pingüino) llevó el primer ejemplar de Arapaima a la
ciudad de Riberalta estimativamente el año 1983. El ejemplar, que medía
alrededor de 1.5 m y pesaba 22 kg, fue capturado por el Lago Murillo, a la
altura de la Barraca Venecia, a unos 100 km de la ciudad de Riberalta. Dos
meses después, el mismo pescador capturó un ejemplar de dimensiones similares
al primero a la altura de la comunidad San Miguel, sobre el río Madre de Dios,
aproximadamente a 70 km de Riberalta. Debido a que Arapaima era una
especie desconocida en la región, los pobladores locales no consumían la carne;
el sabor les parecía desagradable comparado al de las especies nativas. Los
pescadores que lograban accidentalmente su captura desechaban la carne o la
guardaban en forma de charque (secada con sal y a la luz del sol).
El poco interés que
existía sobre Arapaima a finales de los años 80 y la gran cantidad de
ambientes lénticos favorecieron su multiplicación y dispersión. Desde aquellos
años, las capturas de este pez en distintos puntos de la Amazonía boliviana
occidental fueron cada vez más frecuentes y en la actualidad se encuentra en
casi todo el sistema de las
Figura 1. Distribución actual de
Arapaima gigas en la Amazonía Boliviana según observaciones directas de campo e información
obtenida de pescadores comerciales.
tierras bajas que
recorre esta área (Madre de Dios, Orthon, Beni y Yata).
En los ríos Madre de
Dios y Orthon, la especie se encuentra en toda su cuenca (ríos, arroyos y lagunas).
En el río Beni, la especie ha alcanzado casi toda la cuenca baja (lagunas y
tributarios).
La observación más al
sur de la cuenca Amazónica Boliviana el año 2008 proviene de la boca de río
Negro sobre el río Beni, aproximadamente 200 km río abajo del piedemonte andino
(Rurrenabaque). En el río Madera su presencia es incierta por debajo de la
confluencia de los ríos Mamoré y Beni (no pudo ser comprobada durante las
visitas de campo), pero se sospecha que alcanzó el tramo del río Madera entre
la desembocadura del río Abuná y la cachuela de Santo Antonio por la facilidad
que tuvo para atravesar las cachuelas en Bolivia (e.g. Cachuela Esperanza en el
río Beni y una serie de cachuelas en el tramo binacional del río Madera).
Recientemente se sabe
que los pescadores brasileños del estado de Acre capturan la especie en el río
Abuná (Apel, com. pers.). En las aguas del río Yata, aparentemente la especie
ha alcanzado la parte baja. Cardúmenes de peces pequeños son observados con
frecuencia por los pescadores locales.
Hasta el momento no
se tiene registros de la especie en las aguas de los ríos Mamoré e Iténez por
encima de la cachuela inmediatamente aguas arriba de la boca del río Yata
(Cachuela Bananeira). Al parecer, esta especie tiene capacidad de remontar ríos
de corriente relativamente fuerte ya que pudo atravesar dos cachuelas medianas
que se encuentran entre la boca del río Yata y el origen del río Madera,
posiblemente por las zonas menos correntosas. Es probable que la velocidad de
las aguas a la altura de Cachuela Yata y otras próximas a la ciudad de
Guayaramerín representen una barrera física al movimiento de esta especie hacia
aguas arriba. Sin embargo, la planicie de inundación de la Amazonía Boliviana
es una de las más extensas de América del Sur (Hamilton et al., 2004;
Crespo & Van Damme, 2011). La dispersión hacia los ríos Mamoré e Iténez
podría tomar lugar por la planicie de inundación, durante los períodos de aguas
altas e inundaciones excepcionales, si es que no logra salvar las cachuelas más
fuertes entre la boca del río Yata y Guayaramerín en primera instancia.
http://animal.discovery.com/tv/river-monsters/
alevinos de paiche para la venta;
promedio 8 a 12 cm, peso 20 gr, alevin.
pedido mayor a 100 unidades.
cel. 71128020